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¿Es esto ligar? Tinder lanza una IA para practicar citas… sin tener ninguna

Primero fueron los ‘matches’. Luego los perfiles por afinidad. Ahora, la IA se mete en las primeras frases. Tinder acaba de lanzar The Game Game, un simulador de citas impulsado por inteligencia artificial que te permite practicar cómo coquetear… pero sin consecuencias reales. Porque, al final, estás hablando con una IA.

¿Qué es “The Game Game”? Una cita que no es cita, pero se siente como tal

En colaboración con OpenAI, Tinder ha desarrollado una experiencia conversacional que emplea GPT-4o y respuesta en tiempo real para simular situaciones de ligue. Por voz. Con personajes que reaccionan, evalúan y puntúan tu carisma, tu humor y tu nivel de conexión emocional.

La dinámica es sencilla: cinco sesiones al día para “entrenar” tus habilidades sociales en escenarios diseñados con un toque cinematográfico (meet-cutes absurdos, cómicos o incómodos). Una especie de gimnasio emocional donde el objetivo no es enamorar, sino soltarse. Pero… ¿qué pasa si empiezas a preferir entrenar antes que jugar?

Coqueteo asistido por IA: ¿nueva frontera o parche emocional?

Lo de Tinder no es un caso aislado. Desde hace un par de años, la IA se ha infiltrado de forma silenciosa pero sistemática en el terreno de las relaciones personales. No solo en el matching, también en la conversación. Según datos recientes, 1 de cada 4 personas ha interactuado con bots sin saberlo . Y plataformas como Replika o EVA AI ofrecen ya relaciones completas, emocionalmente adaptadas y, para muchos, suficientes .

La diferencia está en la intención. Tinder insiste: esto no es para sustituir, sino para preparar. Pero en un entorno digital donde la autenticidad se celebra incluso si es “cringe” , no está del todo claro qué pasa cuando ese entrenamiento se vuelve preferible a la experiencia real.

Una tecnología que resuelve lo incómodo… ¿o lo reemplaza?

¿Quién no ha deseado una segunda oportunidad tras una frase desafortunada en una primera cita? The Game Game ofrece eso: un espacio sin juicio, sin consecuencias y con una IA que nunca se incomoda ni desaparece. Para una generación que valora la conexión pero teme el rechazo, esta propuesta tiene sentido. Al menos desde la lógica de la eficiencia emocional.

Y sin embargo, hay algo inquietante en ese paso. La IA está resolviendo aspectos emocionales que antes eran parte de la experiencia humana: el miedo, la torpeza, la vulnerabilidad. ¿Qué pasa si las eliminamos? ¿Nos hacemos más hábiles… o más frágiles?

La tendencia: relaciones artificiales, emociones reales

La IA ya no solo busca hacernos la vida más fácil; ahora también quiere acompañarnos emocionalmente. El auge de los compañeros virtuales, las novias de IA y las apps que ofrecen simulaciones de afecto lo demuestra . En muchos casos, alivian la soledad. En otros, generan dependencia y sustituyen el contacto humano .

El futuro, según los analistas, no está en elegir entre lo humano y lo artificial, sino en combinarlos con criterio. Pero esa frontera es cada vez más difusa. Y propuestas como The Game Game, aunque lúdicas, tocan fibras sensibles: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a delegar nuestras emociones en un sistema diseñado para no sentir?

¿Ligar mejor… o dejar de intentarlo?

Tinder no pretende resolver la soledad, ni ofrecer una IA que enamore. Solo propone una forma de entrenar las primeras frases. Pero en el ecosistema digital de 2025, donde la IA empieza a simular cariño, interés y hasta intimidad, no es tan fácil separar lo útil de lo sustitutivo.

Quizá la clave esté en cómo usamos estas herramientas: como puente, no como refugio. Porque por muy bien que una IA evalúe nuestro carisma, todavía hay cosas que no puede hacer. Como mirarte a los ojos, reírse sin saber por qué, o salir corriendo de una cita desastrosa y contárselo a tus amigos después.

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