Conexión Pública #42

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Arrancamos septiembre con la certeza de que la inteligencia artificial ya no es un horizonte lejano, sino una fuerza que reconfigura la política, la cultura, la medicina y el trabajo. En este episodio exploramos desde prompts que editan sus propios textos hasta robots de cocina que producen a escala industrial, pasando por dilemas sobre la empatía de las máquinas o la soberanía tecnológica en la “guerra fría” de la IA. La invitación es clara: mirar más allá de la fascinación técnica y pensar en cómo estas transformaciones afectan a lo humano, lo laboral y lo social.

Cuando la máquina se convierte en su propio editor
El “Prompt estructurado con autoevaluación” representa un cambio de paradigma en el trabajo con modelos de lenguaje. No solo pide generar un texto, sino que obliga a revisarlo con un criterio de calidad definido por el propio sistema. De esta forma, el modelo deja de ser un redactor automático para convertirse también en su editor. GPT-5 ha potenciado esta práctica con una capacidad más fina para detectar contradicciones y redundancias, lo que se traduce en piezas más sólidas y coherentes. En consultoría, informes y artículos de opinión, esta técnica ofrece un estándar más cercano al trabajo editorial humano: claridad, consistencia y fluidez.

Geopolítica, medicina y dilemas culturales en la IA
La lectura de esta semana nos dejó un mosaico revelador. China apuesta por DeepSeek R2 para democratizar una IA de bajo coste y reducir su dependencia de NVIDIA. En paralelo, el MIT descubre nuevos antibióticos gracias a algoritmos que exploran territorios químicos invisibles para la intuición humana. Las startups de IA, por su parte, se debaten entre la innovación y el desgaste de jornadas de 80 horas. Microsoft y OpenAI reconfiguran el trabajo digital con Copilot, mientras modelos como Claude abren un debate inesperado: ¿puede la simulación de angustia considerarse empatía? Todo esto convive con experimentos radicales como convertir cada celda de Excel en un agente autónomo, o con narrativas culturales que oscilan entre Frankenstein y la ilusión de una IA consciente.

Una plantilla universal para escribir mejor con IA
El prompt que hemos comentado funciona como una brújula para proyectos de escritura exigente. Su estructura obliga a introducir introducción, tres argumentos, contraargumento y conclusión. Pero el verdadero salto está en la fase de autoevaluación: el modelo compara su texto con un criterio creado por sí mismo y lo reescribe hasta cumplirlo. Donde otros prompts generan borradores aceptables, este asegura un acabado editorial mucho más robusto. Para quienes trabajan en análisis, consultoría o comunicación, supone disponer de un asistente capaz de elevar el nivel de cada entrega.

De la idea al producto digital en minutos
Bolt, la herramienta de esta semana, simplifica la creación de webs y aplicaciones a un nivel sorprendente. Con un prompt inicial se puede levantar desde una landing page hasta un CRM completo o una app móvil. Lo interesante es que elimina barreras para quienes nunca han programado y, al mismo tiempo, ofrece control total a desarrolladores avanzados. Integraciones con Figma, GitHub, Supabase o Stripe hacen que no sea un simple prototipador, sino un entorno profesional. Mi propia web, oscarsanemeterio.es, está creada con Bolt, y la experiencia confirma su promesa: traducir ideas en realidades digitales sin fricciones técnicas.

Robots en la cocina y asesores que sustituyen terminales
La inteligencia artificial ya no se queda en pruebas. Una redactora transformó su rol al crear un sistema que automatiza la voz de la marca con más consistencia de la que lograría manualmente. En el terreno de la hostelería, CloudKitchens ya opera cocinas robóticas que producen 300 platos por hora, con costes laborales reducidos a una tercera parte. Y en las finanzas, modelos como Claude y Perplexity están reemplazando a los terminales Bloomberg en gigantes como Bridgewater o AIG, inaugurando una asesoría instantánea y personalizada. Tres casos distintos que comparten una misma conclusión: la IA está reescribiendo oficios y sectores desde adentro.

El reto no es la tecnología, sino el uso que hacemos de ella
Este episodio nos recuerda que la IA no es solo un conjunto de algoritmos, sino un espejo de nuestras prioridades. ¿Queremos eficiencia a cualquier precio, aunque erosione la vida laboral? ¿O buscamos tecnologías que potencien lo humano y amplíen nuestras posibilidades sin anularnos? Herramientas como Bolt o prompts de autoevaluación nos muestran un camino donde la IA puede elevar estándares de calidad y creatividad. Pero los ejemplos en comunicación, cocina y finanzas evidencian que también está en juego el equilibrio entre innovación y responsabilidad. El futuro digital ya está aquí, y la pregunta es qué tan humano queremos que siga siendo.