¿Periodismo sin periodistas? El valor real no está en la IA sola, sino en cómo se entrena (y con quién trabaja)

Leía hace unos días en The Guardian la experiencia de Il Foglio AI, con una edición generada íntegramente por inteligencia artificial. Pero más allá del impacto inmediato, el experimento nos invita a una pregunta más incómoda que ya nos hemos hecho aquí en más ocasiones: ¿tiene sentido un periodismo hecho solo por máquinas?
Una edición provocadora, pero no necesariamente transformadora
El diario italiano Il Foglio sorprendió al lanzar una edición de cuatro páginas creada sin intervención humana. Titulares, artículos sobre Trump, Putin y la economía italiana, e incluso cartas al director fueron generadas por inteligencia artificial. La redacción quedó en pausa durante 24 horas. El objetivo era claro: explorar hasta dónde puede llegar la IA en la creación de contenido editorial.
Y sí, los textos estaban correctamente escritos. No había errores gramaticales ni incoherencias estructurales. Pero la pregunta es otra: ¿aportaban valor real?
La estructura estaba, pero el criterio no. Faltaba el instinto del periodista, el ángulo inesperado, el matiz cultural. Y ahí es donde el experimento revela sus límites. Porque una IA puede reproducir patrones lingüísticos y retóricos, pero no sabe qué historia merece contarse. Al menos no todavía.
El futuro no está en la autonomía, sino en la simbiosis
Frente a este modelo de automatización total, emerge un enfoque más fértil: la colaboración entre humanos y máquinas. Una IA entrenada por periodistas, supervisada por editores y afinada con valores editoriales claros puede ser una herramienta potentísima.
Esta no es una defensa nostálgica del trabajo humano, sino una afirmación basada en eficacia. El periodista aporta lo que la IA no tiene: experiencia, contexto, intuición narrativa. La IA, por su parte, acelera procesos, sugiere alternativas, detecta patrones. Es la combinación lo que multiplica el valor.
Y este enfoque colaborativo no solo es más interesante desde el punto de vista narrativo. También es más potente desde la perspectiva SEO.
IA y EEAT: ¿quién genera confianza en la era de los algoritmos?
Google ha dejado clara su postura con el marco EEAT (Experiencia, Expertise, Autoridad y Confianza): el contenido que posiciona mejor es el que transmite autenticidad y conocimiento experto. ¿Puede una IA generar eso por sí sola?
No por ahora. Y de hecho, el SEO de los próximos años valorará cada vez más señales humanas: biografías claras, autores con trayectoria, enlaces a fuentes reputadas. Una IA sin identidad, sin rastro de experiencia ni de criterio editorial, no tiene nada que aportar a este ecosistema. Puede generar contenido, pero difícilmente generará confianza.
Por eso, el enfoque más sólido es el de una IA integrada en flujos de trabajo humanos. Donde el periodista usa la IA para acelerar, escalar o reescribir, pero sin delegar el juicio. Porque en SEO, como en periodismo, el criterio sigue siendo el rey.
Automatizar no es innovar. Innovar es elegir bien qué automatizas
La edición de Il Foglio AI fue un gesto audaz, casi performático. Pero el verdadero avance está en otro lado: en las redacciones que ya integran IA como copiloto creativo, sin perder el volante. En los medios que entienden que no se trata de producir más, sino de hacerlo con más impacto, relevancia y eficiencia.
La IA generativa no va a reemplazar al periodismo. Pero sí va a transformar cómo se trabaja, cómo se investiga, cómo se edita. El reto está en encontrar el equilibrio justo: que las máquinas liberen tiempo, no criterio.
Porque si todo lo que conseguimos con la IA es una redacción que produce textos correctos pero sin alma, no estamos avanzando. Estamos uniformando.