La era de los agentes autónomos: Manus sacude el mercado y OpenAI responde para no quedarse atrás

La inteligencia artificial agentiva ha dejado de ser una simple promesa tecnológica. En cuestión de meses, el debate ha cambiado por completo: Manus, un agente autónomo desarrollado por una startup china, ha demostrado que la IA puede manejar tareas del mundo real sin intervención humana. La reacción no se ha hecho esperar. OpenAI, líder en el sector, ha lanzado rápidamente un conjunto de herramientas diseñadas para mantener su posición en un mercado que está evolucionando más rápido de lo previsto.

La competencia es evidente. Mientras algunos, como Claude de Anthropic, parecen haber optado por un enfoque más conservador, otros como OpenAI han decidido contraatacar con fuerza. La pregunta ya no es si los agentes autónomos serán parte del futuro, sino quién definirá las reglas del juego.

Manus: la irrupción que lo cambia todo

Manus no es un asistente conversacional ni un chatbot avanzado. Se trata de un agente autónomo real, capaz de navegar por plataformas laborales, analizar información, tomar decisiones y ejecutar tareas sin necesidad de que un usuario intervenga constantemente. En su presentación, Manus demostró habilidades sorprendentes, como:

  • Filtrado de currículums y selección de candidatos en plataformas de empleo.
  • Investigación inmobiliaria sin supervisión humana.
  • Generación de código y creación de contenido visual en tiempo real.
  • Tareas en marketplaces como Upwork y Fiverr, donde competía con trabajadores humanos.

Pero lo más disruptivo no son sus funciones, sino su nivel de independencia. A diferencia de modelos como ChatGPT, Gemini o Claude, que requieren interacciones humanas constantes, Manus trabaja como un sistema completamente autónomo. Esto marca un punto de inflexión: por primera vez, un agente de IA demuestra que puede operar en entornos reales sin que un usuario lo guíe paso a paso.

El dilema de la autonomía: Manus vs. Claude (Anthropic)

Si Manus representa un avance, también ha desatado un debate. No todas las empresas están cómodas con la idea de un agente totalmente autónomo. Un ejemplo claro es Anthropic, la compañía detrás de Claude, que parece haber tomado un rumbo más conservador.

Algunos informes sugieren que Claude podría haber tenido capacidades similares a Manus, pero que fueron limitadas intencionalmente por preocupaciones de seguridad. ¿Hasta qué punto puede un agente operar sin supervisión antes de convertirse en un riesgo? Esta es una de las grandes preguntas que Manus ha puesto sobre la mesa.

Lo cierto es que el modelo de Claude sigue siendo poderoso, pero su enfoque sugiere que Anthropic está priorizando la transparencia y el control sobre la autonomía absoluta. En contraste, Manus se ha lanzado con una propuesta agresiva: máxima independencia, mínima intervención.

OpenAI responde: Agents SDK y Responses API

OpenAI no ha tardado en reaccionar. Con el lanzamiento de su Responses API y Agents SDK, la compañía ha dejado claro que no está dispuesta a perder su posición dominante en la IA agentiva. Las nuevas herramientas están diseñadas para permitir a las empresas crear agentes autónomos personalizados, integrando capacidades como:

  • Búsqueda avanzada y gestión de archivos.
  • Automatización de tareas en empresas, como facturación y análisis de documentos (ejemplos: Stripe y Box ya están usándolos).
  • Mejor integración con otros sistemas de IA, facilitando la personalización.

Lo interesante es que OpenAI no ha seguido exactamente el mismo camino que Manus. En lugar de lanzar un agente universal con autonomía total, ha optado por ofrecer herramientas para que las empresas diseñen sus propios sistemas según sus necesidades. Es un movimiento estratégico: en vez de arriesgarse a críticas por falta de control, OpenAI deja la responsabilidad en manos de los desarrolladores.

Un mercado en redefinición: ¿quién marcará el rumbo?

Más allá de Manus y OpenAI, otros jugadores están en la carrera por definir el futuro de los agentes autónomos. Algunos, como Google con Gemini, están apostando por una integración más controlada en productos como Workspace y Android. Otros, como Meta, exploran agentes conversacionales que puedan operar en WhatsApp o Messenger. Mientras tanto, startups como Mistral están explorando enfoques más abiertos y descentralizados.

Lo que está claro es que nadie tiene todavía la respuesta definitiva. Manus ha demostrado que la tecnología está lista para la autonomía, pero también ha levantado dudas sobre los riesgos de delegar demasiadas decisiones a una IA. OpenAI, por su parte, ha respondido con rapidez, asegurando que su tecnología sigue siendo la referencia en el sector.

El futuro de la IA agentiva: ¿hacia la autonomía total?

El camino de la IA agentiva se está trazando en tiempo real. La gran pregunta es hasta qué punto las empresas, los reguladores y los usuarios están dispuestos a aceptar la independencia total de estos sistemas. Manus ha demostrado lo que es posible, pero aún falta definir qué es responsable y seguro.

OpenAI ha sabido reaccionar a la irrupción de Manus con una solución sólida, pero la carrera no ha terminado. ¿Veremos pronto más agentes autónomos compitiendo en el mercado? ¿O los límites éticos y regulatorios frenarán esta evolución?

Por ahora, una cosa es segura: la era de los agentes autónomos ha comenzado, y nadie quiere quedarse atrás.

Publicaciones Similares