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IA en el urbanismo británico: eficiencia desde el pasado

Mientras proliferan los proyectos que sueñan con fundar “ciudades desde cero” impulsadas por inteligencia artificial, el Reino Unido ha optado por un camino menos glamuroso, pero mucho más urgente: aplicar IA no para imaginar el futuro, sino para hacer operativo el pasado. Lejos de la narrativa de las AI-first cities que abordamos en este artículo, donde la tecnología se utiliza como excusa para empezar de cero, el gobierno británico ha lanzado un experimento más terrenal: usar IA para desbloquear décadas de documentos urbanísticos archivados en papel.

El objetivo no es fundar nuevas urbes, sino tomar mejores decisiones sobre las existentes. Una revolución silenciosa que no se ve, pero que se nota.

Extract: tecnología para leer el pasado y decidir el futuro

La herramienta en cuestión se llama Extract, y está desarrollada con el modelo de IA Gemini. Su función es clara: convertir materiales como planos escaneados, notas manuscritas y registros antiguos en datos estructurados y legibles por sistemas modernos de planificación urbana. Este proceso, que antes requería horas de trabajo técnico y revisión manual, ahora se ejecuta en segundos.

Como detallamos en nuestro análisis sobre IA en administraciones públicas, este tipo de aplicaciones no están diseñadas para brillar de cara al ciudadano, sino para transformar el back-office institucional. El impacto no se mide en apps descargadas, sino en decisiones urbanas más informadas, rápidas y sostenibles. En una época obsesionada con la interfaz, Extract recuerda que la verdadera innovación ocurre muchas veces en la infraestructura oculta.

El nuevo pragmatismo digital: lo funcional como innovación

Lo más interesante del caso británico no es solo la tecnología empleada, sino su filosofía de implementación. A diferencia de la retórica de disrupción que domina el debate tecnológico, esta iniciativa propone algo radicalmente distinto: hacer funcionar lo básico. Como argumentábamos en nuestro texto sobre AI-first cities, gran parte del urbanismo digital ha quedado atrapado en un bucle de promesas incumplidas y prototipos visualmente impactantes pero estructuralmente frágiles.

La IA aplicada por el Reino Unido da un giro a esta lógica: no busca rediseñar la ciudad como espectáculo, sino facilitar su mantenimiento y evolución desde lo que ya existe. Es una innovación discreta, pero estructural. Una que no se mide en renders, sino en horas ahorradas y decisiones acertadas.

IA y administración pública: un futuro que no se ve, pero que se nota

Lo que demuestra Extract es que el verdadero potencial de la IA pública no está en automatizar lo espectacular, sino en optimizar lo estructural. Las administraciones llevan décadas acumulando conocimiento operativo en archivos dispersos, sistemas obsoletos y formatos incompatibles. Digitalizar ese legado no es solo una cuestión de eficiencia, sino una forma de justicia institucional.

Volviendo a la reflexión de nuestro artículo sobre IA en lo público, si de verdad queremos transformar el gobierno con inteligencia artificial, debemos comenzar por el sótano: expedientes, procesos, legados no sistematizados. ¿Estamos desaprovechando el potencial de la IA por buscar siempre lo revolucionario? ¿Y si el verdadero avance fuera, simplemente, hacer bien lo básico?

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