¿Y si la próxima gran ciudad no la diseña un urbanista, sino un algoritmo? Praxis propone fundar urbes desde cero, optimizadas por IA. ¿Revolución urbana o nueva frontera del poder tecnológico?
La creación de nuevos espacios como Thinking Machines o Safe Superintelligence Inc. (SSI) no solo es consecuencia de estas diferencias, sino una manifestación de una pugna por el futuro de la inteligencia artificial.
Esto marca un punto de inflexión decisivo. Lo que antes era un espectáculo efímero de creatividad algorítmica, se convierte ahora en una amenaza –o una oportunidad– para toda la industria audiovisual.
Mientras la compañía insiste en que la apertura es una ventaja competitiva, los requisitos técnicos para ejecutar Llama 4 localmente –como los 96 GB de RAM necesarios en configuración 4-bit– hacen que su adopción real esté fuera del alcance del 99% de los usuarios.
En la era de los modelos fundacionales —capaces de generar texto, imágenes o código—, el principio del “uso justo” enfrenta su mayor prueba. La demanda de The New York Times contra OpenAI no solo desafía las prácticas actuales de entrenamiento algorítmico, sino que también plantea interrogantes críticos sobre ética, transparencia y sostenibilidad legal.