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Del caos al criterio: IA, medios y la urgencia de un enfoque centrado en la audiencia

El pasado 27 de marzo de 2025, el Reuters Institute for the Study of Journalism organizó en Oxford la conferencia “AI and the Future of News 2025”, (la puedes ver aquí) una jornada que reunió a periodistas de todo el mundo y expertos en inteligencia artificial para reflexionar sobre el impacto de estas tecnologías en las redacciones, la cobertura informativa y la relación con las audiencias. Lo que emergió no fue una hoja de ruta clara, sino un conjunto de tensiones aún abiertas.

Desde mi experiencia como periodista y consultor en comunicación, encuentro en este tipo de encuentros una gran oportunidad: no para adoptar sin filtros lo que se dice en los grandes foros, sino para leer entre líneas y plantear lo que muchas veces no se dice. Porque más allá de la fascinación tecnológica, el periodismo necesita criterio más que innovación, y ética más que eficiencia.

Redacciones en transición: entre plataformas dominantes y relatos fragmentados

Uno de los puntos más relevantes del evento lo expuso Felix Simon, investigador del Reuters Institute. Según él, las plataformas digitales no solo intermedian, sino que ya controlan activamente el acceso a las audiencias. Esta afirmación no sorprende, pero sí obliga a poner sobre la mesa una verdad incómoda: la autonomía editorial está condicionada por algoritmos que no fueron diseñados para informar, sino para retener atención.

En mi experiencia, este es el punto ciego de muchas conversaciones sobre IA en medios: se habla de herramientas, pero no de poder. Se habla de eficiencia, pero no de dependencia. Y se pasa por alto que cualquier innovación que refuerce esta asimetría debería al menos hacernos dudar antes de celebrarla.

Además, como señaló Katharina Schell (APA), la cobertura mediática sobre IA está atrapada en una lógica binaria: o se glorifica o se teme. Pero ambos extremos comparten un problema de fondo: renuncian a pensar. En lugar de análisis, se ofrece espectáculo o alarma. Y eso, en términos de calidad periodística, es terreno perdido.

Atomizar el contenido: modularidad, narrativas multiformato e inteligencia generativa

Sannuta Raghu, de la plataforma Scroll, introdujo un concepto provocador: los “átomos de noticias”, unidades mínimas de información que pueden reconfigurarse en distintos formatos. Esto no es solo una idea elegante, es una propuesta concreta de cómo narrar en un entorno multiplataforma sin perder coherencia editorial.

Desde mi práctica profesional, veo aquí una oportunidad interesante para redacciones y equipos de comunicación: aprovechar esta modularidad para diversificar la narrativa, adaptar contenidos a distintas audiencias y, sobre todo, hacerlo sin perder la mirada humana ni la intención editorial. Porque no se trata de producir más, sino de contar mejor.

También es importante decirlo: esta capacidad de “atomizar” puede ser peligrosa si se usa sin criterio. No todo contenido debe convertirse en pódcast, infografía o video corto. La tecnología permite, sí. Pero el por qué y el para quién siguen siendo preguntas que solo puede responder el equipo editorial.

Dylan Freedman, del New York Times, habló de cómo intentan convencer a periodistas escépticos con ejemplos reales y cercanos. En eso coincido plenamente. La resistencia no es al cambio, sino a la superficialidad. El periodista no teme a la tecnología, teme a que lo desplacen sin una propuesta clara de valor.

Audiencias, ética y el futuro del vínculo informativo

Jazmín Acuña (El Surtidor) fue directa: no es la tecnología la que mejorará la relación con las audiencias, sino nuestra actitud hacia ellas. Esa frase, por sencilla, es poderosa. Porque el riesgo de fondo no es que la IA sea usada de forma irresponsable, sino que se convierta en un atajo para evitar las preguntas difíciles: ¿A quién servimos? ¿Cómo escuchamos? ¿Qué tipo de vínculo construimos con quienes nos leen, nos ven o nos siguen?

Chris Summerfield, del UK AI Safety Institute, habló de un “momento salvaje”, con herramientas accesibles pero sin protocolos éticos claros. Coincido. Y creo que ese desorden no se resuelve con más tecnología, sino con criterios editoriales firmes, deliberados y compartidos.

Desde mi visión, la conversación sobre IA en medios no puede seguir girando solo en torno a lo posible, sino en torno a lo necesario. Necesitamos estándares, sí. Pero más urgente aún: necesitamos una brújula editorial. Porque lo que se juega no es solo el formato, sino la confianza. Y esa no se automatiza.

Conclusión: Tecnología sin ética es solo automatización

No tengo dudas de que la inteligencia artificial puede aportar al periodismo. Puede ayudar a diversificar formatos, a detectar patrones, a optimizar procesos. Pero nada de eso tiene valor si se olvida lo esencial: el para qué.

El periodismo no necesita más innovación automática, necesita más criterio editorial consciente. Más sentido. Más intención. Porque sin eso, lo que tenemos es contenido, pero no relato. Publicaciones, pero no conexión. Eficiencia, pero no confianza.Y si algo me queda claro, tras seguir muy de cerca estas transformaciones desde hace años, es que el futuro del periodismo no depende de cuántas herramientas usemos, sino de cómo decidamos usarlas. Con qué límites, con qué propósito y, sobre todo, con qué ética.

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